
The work alludes to food crises brought on by capitalist dynamics, nature and workers’ exploitation, the alteration of environments for the sake of profit and climate change. The precarity of food production is shown through protest banners with images of agricultural produce common to Pakistan and Peru sewn into them, mounted in the shoes of workers. Grains and plants common to both countries are laid on the ground around the banners, in a reference to a traditional Peruvian practice of making offerings to the soil.
“Pago a la Tierra”, a phrase that resists translation into English, since in Spanish “tierra” means both soil and land, is the name of fertility and gratitude rituals that survive centuries of colonization in Peru. Such rites are collectively passed on, permeating urban contexts after being initially practiced in rural Andean regions. Nowadays they constitute an expanding practice to reconnect with ancestors, belonging, time and space beyond anthropocentric and westernized paradigms.
The installation invites us to view agricultural systems with care and concern, to acknowledge our dependence of the complex networks sustaining life and to rethink labor and consumption in response to current planetary challenges.
Installation views and details from Karachi Biennale 2024, curated by Waheeda Baloch. This project was possible thanks to the generous support of bmkoes.gv.at.





La obra alude a las crisis alimentarias provocadas por la dinámica capitalista, la explotación de la naturaleza y de los trabajadores, la alteración de los entornos en aras del beneficio y el cambio climático. La precariedad de la producción alimentaria se muestra a través de pancartas de protesta con imágenes de productos agrícolas comunes a Pakistán y Perú cosidas en ellas, montadas en los zapatos de los trabajadores. Alrededor de las pancartas se colocan en el suelo granos y plantas comunes a ambos países, en referencia a una práctica tradicional peruana de hacer ofrendas a la tierra.
«Pago a la Tierra», una frase que se resiste a ser traducida al inglés, ya que en español “tierra” significa tanto suelo como tierra, es el nombre de rituales de fertilidad y gratitud que sobreviven a siglos de colonización en Perú. Dichos ritos se transmiten colectivamente, impregnando los contextos urbanos tras haberse practicado inicialmente en las regiones rurales andinas. Hoy en día constituyen una práctica en expansión para reconectar con los ancestros, la pertenencia, el tiempo y el espacio más allá de paradigmas antropocéntricos y occidentalizados.
La instalación nos invita a mirar los sistemas agrícolas con cuidado y preocupación, a reconocer nuestra dependencia de las complejas redes que sostienen la vida y a repensar el trabajo y el consumo en respuesta a los actuales desafíos planetarios.
Vistas de instalación y detalles del trabajo presentado en Karachi Biennale 2024, curada by Waheeda Baloch.




