
«Este texto colectivo es resultado de una invitación realizada a poco de iniciarse la cuarentena, en abril. Escribí un correo a un grupo amplio de artistas, poetas, madres de familia, científicxs sociales, científicxs que estudian la vida no humana, arquitectxs, educadores, filósofxs, entre otrxs, para preguntarnos cómo reorganizar el estado peruano y sus ministerios, a manera de cadáver exquisito.
La proposición surgió de constatar cómo la presente situación, entre muchas cosas, nos demanda repensar el Estado, nuestra posición ante él y sus estructuras. Por mucho tiempo hemos creado, trabajado y participado de diversos tipos de activismo dándole la espalda o sin tomarlo en serio. Motivos para ello sobran en el caso peruano, pero es claro que la coyuntura actual nos llama a atender cuidadosamente las consecuencias de sus formas de ejercer y administrar la (bio y la necro) política…»
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